REGRESANDO A LO ESENCIAL
La necesidad emocional más importante de las personas es “amar y ser amado.” Para ser felices es necesario satisfacer esta necesidad. Somos nosotros los padres los responsables de enseñar a amar a nuestros hijos y de prepararlos para que sean personas fáciles de amar para los otros. Todos nuestros esfuerzos deberán ir encaminados a inculcarles los valores necesarios para que puedan cubrir esta necesidad y por lo tanto sean plenos y felices.
El amor es hacer el bien a nosotros mismos y a los demás. ¿Qué valores tendremos que enseñar a nuestros hijos para que sean capaces de amar y ser amados?
- Generosidad, compartir, entrega y
- Sinceridad y honestidad.
- Aceptación, compresión y compasión.
- Respeto, cortesía y
- Humildad para reconocer debilidades y errores.
- Perdonar y pedir perdonar.
- Justicia y paz.
- Persistencia y esfuerzo.
- Alegría, optimismo y buen humor.
- Solidaridad y compromiso.
- Entre otros.
La verdadera felicidad está en el amor y somos capaces de amar cuando estamos enfocados en el ser y no en el tener. Tendremos que ajustar nuestra escala de valores para vivir aquellos que nos permitan ser mejores personas a nosotros y a nuestros hijos.
Cuando descuidamos la educación de valores y principios nuestros hijos crecen creyendo que no hay nadie mejor que ellos, que pueden comportarse como quieran y que sólo se deben preocuparse por ellos mismos y sus deseos. Los volvemos personas prepotentes y egoistas, que utilizan la violencia, la burla, las amenazas, el desprecio, etc. para demostrar que “valen más.” Recordemos que si las familias viven los valores, la sociedad los reflejará.
Regresemos a lo esencial, la naturaleza humana está diseñada para el amor y sólo viviéndolo alcanzaremos la plenitud y la felicidad. ¿Estamos educando a nuestros hijos para que alcancen este objetivo o estamos formando seres incapaces de amar?