Deseos y propósitos…

12uvas12deseosCuando nos felicitamos al iniciar un año nos deseamos lo mejor para el año que comienza como por ejemplo: amor y paz. Pero estos dos deseos sólo los podemos alcanzar si los buscamos, nos esforzamos y luchamos para conseguirlos, porque no vienen solos. Es por esto que al comenzar este nuevo año propongo estos sean los dos propósitos que queremos alcanzar.

San Agustín decía: “Ama y haz lo que quieras.” El ser humano es feliz cuando ama y se siente amado. El camino de la felicidad está en amar. Uno de los mayores sufrimientos es el  no sentirse amado. El amor es la llave del sano desarrollo personal y social. Donde se ama hay paz.

¿Cuánto cambiarían nuestras familias y nuestra sociedad si dejáramos de hacer todo lo que demuestra desamor y buscáramos amar a los demás? Son los pequeños detalles de amor los que construyen las relaciones positivas y la felicidad. Este año busquemos concentrarnos en mejorar nuestra forma de:

  • Amar y amarnos. Para poder amar a los otros o a nosotros mismo tenemos que practicar más la aceptación y la compresión. Aprender a valorarnos por lo que somos. Buscar el crecimiento personal y pulir todo aquello de mi personalidad que me impide u obstaculiza amarme y amar a los demás como: prejuicios, perfeccionismos, egoísmo, competencias, críticas, envidia, resentimiento, amargura, apatía, soberbia, etc.

 

  • Demostrar nuestro amor. Muchas veces nos sentimos agredidos o tratados injustamente porque creemos que nosotros hacemos todo lo necesario para demostrarle nuestro amor a una persona pero ella no se siente amada por nosotros y no entendemos lo que Pero él no se siente amado porque nuestra forma de demostrar nuestro amor no es lo que él necesita. Un gran error es amar a los demás como me gustaría que a mí me demostraran el amor o como creemos que él lo necesita. Para evitar este problema es necesario interesarnos por lo que él otro nos pide para sentirse amado. Hablar de ello y escuchar con mucha atención.

 

  • Aceptar la forma como los otros nos demuestran su amor. No hay una sola forma de amar ni la nuestra es la mejor. Muchas veces no es que él otro no nos ame o no le interese como necesitamos ser amados, sino que su educación o formación le dificulta demostrar el amor como se lo pedimos. Entonces tendremos que comprender al otro aceptando su forma de amarnos. Con cariño, delicadeza y paciencia lograremos que poco a poco vaya demostrando mejor su amor. Recordemos que las personas que se sienten amadas están más abiertas a amar.

 

Donde demostramos amor habrá un ambiente de seguridad y confianza que nos permitirá vivir en paz. La paz se obtiene cuando se ama. Para vivir en paz tendríamos que:

 

  • Aprender o volvernos más agradecidos. Comenzar a vivir este año nuevo agradeciendo todos los momentos alegres y felices que tuvimos el año pasado y agradeciendo también todo el aprendizaje que nos dejaron los momentos dolorosos y difíciles. Por estar esperando dejamos de ver todo lo que tenemos y que pocas veces agradecemos. Un buen comienzo para los que no sabemos agradecer o nos cuesta hacerlo sería decir más seguido gracias, ya que al pronunciar esta palabra valoramos lo recibido y nos hace concientizar los regalos que nos dan los demás y la vida, como: la salud, el cariño, la familia, el trabajo, el tiempo, interés, etc.

 

  • Dejar de cargar para poder avanzar. Perdonar, al hacerlo podremos dejar de ver hacia atrás y caminar hacia adelante que es donde vamos a escribir nuestro día a día. ¿Cuántas veces no disfrutamos el hoy porque vivimos encadenados a las ofensas recibidas?, estas no se pueden cambiar ni borrar porque ya ocurrieron, pero lo que sí podemos hacer es no permitirles que nos sigan dañando. Esto sólo lo lograremos si aceptamos todos los resentimientos que tenemos, los perdonamos y luchamos por olvidarlos. Esto hará que nuestro caminar sea más ligero y feliz.

 

  • Aprender a aceptar nuestros errores y sus consecuencias. Cuando somos responsables de nuestros actos dejamos de culpar a los demás de nuestras acciones, esto nos permite reconocer nuestras faltas, pedir perdón por ellas y buscar corregir esa forma de actuar. El ser responsables de nuestra forma de actuar nos permite dejar de ser víctimas, madurar, mejorar como persona y ser más libres.

 

Para que al terminar el 2017 podamos voltear atrás y ver un año lleno de amor y paz como lo deseamos debemos trabajar en ello, el esfuerzo vale la pena y veremos cambios muy positivos en nuestras relaciones.

El antídoto del resentimiento

Perdonado1María lleva cinco años de haber roto la relación con su hermano Juan. Siempre que habla del tema vuelve a contar con lujo de detalles lo sucedido, lo recuerda tan bien que parecería que le acaba de suceder. Cuando se lo encuentra en algún lugar vuelve a sentir todo como en el momento de la ofensa y le amarga el día.

Hace unos días mientras leía encontró una frase que decía: “El resentimiento es un veneno que me tomo yo esperando que le haga daño al otro.”  La cual le hizo reflexionar todo el daño que ella se estaba haciendo con ese sentimiento.Se dio cuenta que no quería seguir cargando con ese rencor porque le pesa demasiado y no le permite avanzar y vivir feliz. Pero ¿qué puede hacer para dejar de envenenarse con el resentimiento?  Pues aplicar un antídoto como lo haríamos ante cualquier veneno.

El único antídoto que sirve para el rencor y el resentimiento es el perdón, es lo único que va evitar que el veneno nos siga haciendo daño.

El perdón no es otra cosa que querer eximir al otro de la deuda moral que tiene con nosotros, es decir que deje de ser nuestro deudor y querer olvidar la ofensa.

Pero no por sólo querer perdonar y querer olvidar conseguimos que inmediatamente nos deje de doler. La ofensa está en la memoria y no tenemos un botón de borrar para que en el momento que yo desee perdonar la ofensa se olvide y deje de doler. Muchos dicen que perdonar es olvidar. Esta frase no es correcta, yo puedo perdonar aún cuando recuerde la ofensa, el perdón se da en el momento en el que yo dejo de sentir rencor y deseos de venganza, en el momento en el que decido que la persona que me ofendió ya no me debe nada, en el momento en el que ya no hay deuda se da el perdón.

Si María desea perdonar a su hermano tendrá que dejar de platicar de la ofensa a cada momento y cuando lo vea y empiece a recordar tendrá que frenar esos pensamientos y pensar en algo que le agrade de él o de la situación para ir disminuyendo los sentimientos negativos con sentimientos positivos. Si al verlo piensa “ya llego el egoísta y egocéntrico número uno”, estará alimentando los sentimientos negativos y estos crecerán. Pero si en cambio cuando lo ve piensa me gusta como le enseñó a su hijo a tratarme con cariño alimentará los sentimientos positivos. Al perder protagonismo los negativos se irán diluyendo poco a poco hasta que se olviden y la herida sane.

En conclusión perdonar no es olvidar es querer olvidar y permitir que la herida sane y deje de doler aunque veamos la cicatriz. El perdón no depende de que el otro me lo pida, es una decisión personal independientemente de lo que el ofensor haga.